
Cuando llegué a tu casa el otro día, ¡qué mundo tan extraño apareció a mis ojos! Me quedé hechizada. Jamás hubiera podido soñar, en plena calle de Aribau, un cuadro semejante al que me ofrecía Román tocando para mí, a la luz de las velas, en aquella madriguera de antigüedades... No sabes cuánto pensaba en ...