1977: ‘La guerra de las galaxias’

martes, 20 enero 2009 0

¡Qué fácil 1977! Con un añito de vida y ya estrenaban en las carteleras de todo el mundo La guerra de las galaxias. ¿Cómo iba a escoger otra película de este año que no fuera la primera de la saga de las sagas? Sin duda no podía ser otra, y eso que 1977 no fue un año malo precisamente: Woody Allen nos sorprendía con su Annie Hall (la que hubiese escogido si a George Lucas no le hubiese dado por el cine) y Spielberg lo hacía con sus Encuentros en la tercera fase (la que hubiese escogido si a Woody Allen y George Lucas no les hubiese dado por el cine). Pero también fue el año de Fiebre del Sábado Noche, donde Travolta lo dio todo, una vez más; la encantadora Pedro y el dragón Elliott, a pesar de que siempre sufro un ataque de narcolepsia hacia la mitad de la película; o la infumable El Exorcista II: el hereje, que he tenido la oportunidad de ver recientemente y que casi me trastorna, no sé si por ver a Linda Blair entrada en años o por el extraño guión de demonios africanos mezclados con música de Ennio Morricone.

A excepción de la última, que era más una broma que una verdadera mención, el 77 fue un buen año para el cine. Pero se trata de quedarse con una y yo he escogido Star Wars. ¿Razones? Muchas. La película y el universo que nos ha legado no tienen comparación. Infinitamente imitada y nunca igualada. La guerra de las galaxias es cine en estado puro, es aventura, es diversión, es palomitas de maíz, es edredón… y todo en 121 inolvidables minutos. Ideas brillantes nunca antes vistas: espadas de luz, hipervelocidad, felpudos con patas, la fuerza, Luke, usa la fuerza y el pelo enroscado como una ensaimada sobre las orejas.

Porque todo en La guerra de las galaxias es maravilloso, si no lo piensas dos veces, claro, porque si te pones a darle vueltas pasa esto:

Luke conoce a Obi-Wan Kenobi a eso de las 7 de la mañana. A las 11 los soldados imperiales matan a sus tíos. A la 1, aperitivo en Mos Eisley. A las 2 se embarcan en el Halcón Milenario. A eso de las 3 charlan sobre la fuerza y practican con un casco y una bola de discoteca que tira rayos. Merienda-cena. A las 8 de la tarde, ya en la estrella de la muerte, Obi-Wan lucha un poco con Darth Vader y se auto-desvanece en un alarde de no se sabe muy bien qué, porque eso de suicidarse desvaneciéndose no sabemos de quién lo aprendió: fin de la relación Luke/Obi-Wan.

Sin embargo a Luke se le parte el corazón de por vida, estará completamente destrozado por la muerte de Obi-Wan como no lo había estado ni siquiera cuando murieron sus tíos chamuscados, que además cuidaban de él desde hacía veinte años. Luke se pasará el resto de su vida lamentándose por la pérdida de Ben. Que si Ben estuviera aquí, que si Ben esto, que si Ben lo otro. Es más, el propio Darth Vader le dirá en El retorno del Jedi: Obi-Wan te enseñó bien. ¿Cómo? ¿En veinte minutos? El caso es que a la gente le funciona. Es de esas cosas que no logro comprender.

Sin embargo luego salen del cine diciendo: ¿te diste cuenta de que el chino de la tienda del flashback cuando se sienta lleva un cigarro en la mano derecha y al levantarse no lo lleva? Misterios.

-Roque.

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