A Clint Eastwood se le perdonan muchas cosas, como, por ejemplo, tardar en contar algo 6 veces más de lo normal. Pero, ¡qué le vamos a hacer! El hombre no está para carreras, así es su estilo, y reconozco que, aunque me da algo de pereza ver sus películas, habitualmente suelo quedar boquiabierto al terminar.
Con Más allá de la vida he experimentado algunas sensaciones nuevas. Sin ir más lejos, he descubierto que una de las cosas que mayor tristeza me produce del mundo es ver cenar a Matt Damon solo. Lo siento, pero no lo puedo evitar. En las tres ocasiones en las que aparece de tal guisa, se me parte el corazón y se me arruga la barbilla.
Matt Damon encarna al niño de El sexto sentido, ya entrado en años y con algo de barriga cervecera. A él se unen, lentamente, una francesa, que se ha dado cuenta de que puede haber algo más allá de la vida, y un niño con madre yonki.
Por lo demás, la película está bien. Nadie podrá decir que es mala, aunque si la ves con el dedo en el botón FWD del mando a distancia, no notarás gran diferencia.
Ah, sí, que me alegro de que haya escogido a Matt Damon. Me gusta ese actor, lo reconozco. Mucho mejor que Angelina Jolie en El intercambio. Jesús, qué mujer. Aun hoy día no estoy seguro de que Angelina entendiese de qué iba aquella película.
-Roque.
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