Alex de la Iglesia dice que se va. Y yo digo que hacía tiempo que no veía a alguien tan coherente como él.
A la Ley Sinde no había por donde cogerla. Y tal y como me temía, los políticos pactan a hurtadillas un parche para que al engendro no se le caiga el ojo cuando sonría. Los políticos bien merecerían un escarmiento. Y que nadie se sorprenda de que pronto todos empecemos a llevar un puño americano en el bolsillo. Por si acaso.
Alex intentó mediar y consensuar. Se dio cuenta de que el planteamiento tenía errores y trató de cambiar de opinión. ¡Oh, Dios mío! ¡Trató de cambiar de opinión! Pecado capital. Mientras, por detrás, se escribía el verdadero guion.
Pero idiotas, a Internet no se le pueden poner puertas.
¡Bah, qué aburrimiento! Aborrezco una ley que no da garantías para emprender.
En fin, que espero que Alex de la Iglesia se despache a gusto en la gala de los Goya, que aquí estaremos para citarlo y aplaudirle, como ya hiciéramos hace un año.
Y ahora me voy a comprarme todos los DVDs de Alex.
-Roque.
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