Hace unos días vi con algo de retraso la película ‘All is lost’, o ‘Cuando todo está perdido’ (como se le llamó aquí), del director estadounidense J. C. Chandor y protagonizada por el elegante y arrugadísimo Robert Redford. Aun recuerdo cuando se presentó fuera de concurso en el Festival de Cannes 2013, en su momento sentí mucha curiosidad por ver la película, pero al ver cómo había respondido el público, me desanimé.
Además, no sé si poco antes o después, aparecía otra película titulada ‘En solitario’, con ingredientes similares, dirigida por el francés Christophe Offenstein y protagonizada por el actor de ‘Intocable’: François Cluzet. Y acabé por olvidar por completo la de Redford. Sin embargo, la pesqué entre mis manos esta semana y ¡zas! no se me escapó.
Pasé un buen rato acompañando a nuestro único personaje en su lucha por sobrevivir en mitad del océano índico. Aunque la película puede llegar a ser previsible en algún momento, si no en todo, se percibe un trabajo de fondo tanto de actor como de director que atrapa desde el segundo cero. Está realizada con rigor, austeridad y seriedad. Se percibe en el montaje, en el manejo de los tiempos, en la templanza del intérprete, diciendo más por lo que calla que por lo que transmite. Qué os voy a contar de Redford que no sepáis ya.
Si pudiera, pondría esta película en las escuelas de cine para demostrarles a los alumnos que «menos es más».
A pesar de la austeridad del actor, de la música, de la fotografía… ‘All is lost’ es un espectáculo digno de la gran pantalla, con sus secuencias de acción, efectos especiales e inquietudes por saber qué será del bueno de Redford. Sin embargo, el espectáculo no funcionó en la taquilla. Unos raquíticos 6 millones de dólares recaudados en USA y una muy irregular distribución internacional han sido la condena de este película, a la que convendría darle una oportunidad.
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