No es una de esas películas de ciencia ficción de rayos láseres ni de frenéticas secuencias de acción. Es algo más grande. Es ambiciosa, seductora, elegante, inteligente, emocional, cerebral, con un desarrollo extraordinario, técnicamente maravillosa. Probablemente una de las mejores películas del año pasado, que nuevamente nos recuerda la nobleza y dimensión que puede alcanzar el género de la ciencia ficción cuando es tratado con inteligencia y humildad.
El desarrollo de la trama es inquietantemente verosímil. ¿Quién diría que no puede ser así? Visualmente es por unos momentos clásica y en otros un producto realmente novedoso, bien alejada de los clichés a los que nos tiene habituados Hollywood. Déjese seducir por la atmósfera sobrecogedora de los visitantes, la magia de un nuevo lenguaje al que va a ser invitado a conocer. Únase a la protagonista tratando de descifrar qué tratan de decirnos y cómo podríamos hacernos entender.
La historia nos invita a profundas reflexiones de distinta naturaleza: el tiempo, el amor, el hombre considerado tanto como individuo como en su conjunto. Jugará con sus ideas, las moldeará como los niños juegan con la plastilina. Descubrirá que
El trabajo de Amy Adams dando vida a la lingüista es exquisito e hipnótico. Con su mirada serena y su voz suave es capaz de convertirse en una valiente heroína que avanza con decisión en la oscuridad del desconocimiento y el miedo.
Aunque le seguía la pista al director, Denis Villeneuve, esta película ha sido para mí la verdadera revelación. Dirige con la mente y el corazón esta maravillosa historia, que comienza hablando de unos alienígenas que llegan a la Tierra y que acaba hablando tan de nosotros mismos. Así de lejana, así de cercana.
Véala dos veces.
Deja un comentario