–A veces me pregunto cómo habéis conseguido inventaros a vos misma.
–No he tenido otra opción, soy mujer y las mujeres estamos obligadas a ser más hábiles que los hombres, que podéis destrozar nuestra reputación y nuestra vida con sólo unas cuantas palabras, por eso he tenido que inventarme no sólo a mi misma, sino formas de escapar que nadie había imaginado y si lo he conseguido es porque siempre he sabido que había nacido para dominar a vuestro sexo y vengar el mío.
–Sí, pero yo os he preguntado cómo.
–Cuando me presentaron en sociedad tenía quince años y ya sabía qué papel estaba condenada a representar. Guardar silencio y obedecer me dio la oportunidad perfecta para escuchar y observar; escuchar no lo que me decía la gente, que naturalmente carecía de interés, sino precisamente aquello que querían ocultar. Practiqué la indiferencia y aprendí a sonreír mientras debajo de la mesa me clavaba un tenedor en el dorso de la mano. Me convertí en una virtuosa del engaño. No buscaba el placer, sino el conocimiento. Consulté a los más estrictos moralistas para dominar las apariencias, a filósofos para saber qué pensar y a novelistas para saber hasta dónde podía llegar. Y al final lo destilé todo en un principio asombrosamente simple: vencer o morir.
Las amistades peligrosas, escrita por Christopher Hampton, basada en una novela de Choderlos de Laclos, y dirigida por Stephen Frears.
octubre 5, 2009
Amén.