La Universal (o la gran “U”, como se hacían llamar), a pesar de ser el primer estudio en constituirse, fue siempre considerado como uno de los estudios menores ya que se dedicó casi exclusivamente a la (mal) llamada “serie B”. Su fundador fue Carl Laemmle, inmigrante alemán asentado en Estados Unidos desde la adolescencia, fundó en 1909 la IMP (la Independent Movie Company Pictures) como respuesta a las tendencias monopolísticas de Edison. Más tarde, en 1912, uniéndose a otros independientes formará Universal Pictures, la primera gran productora asentada en Hollywood.
Producto de esa rivalidad con la MPPC de Edison es la probada energía que demostró la IMP en sus iniciativas e innovaciones. La más importante de ellas (engranaje insustituible del sistema de estudios) fue sin duda la de adoptar el star system, que tradicionalmente se había relacionado con el teatro y el vodevil. El equipo de Edison no identificaba a sus actores en la pantalla; los fans llegaban a escribir cartas dirigidas simplemente a “la chica de la Biograph” por desconocimiento de su nombre. El astuto Laemmle contrató en 1909 a Florence Lawrence, la chica de la Biograph, por mil dólares semanales y la dio a conocer como tal. Un año después lo hizo con Mary Pickford (doblando su salario). Su descubrimiento: las estrellas vendían películas como nada lo podía hacer.
Otra herramienta de los jóvenes estudios que se asentaban en Hollywood, fue la especialización por géneros. El género-etiqueta sirve para personalizar los gustos cinematográficos del público y así facilitar la penetración comercial. De este modo, los profesionales de la industria y las políticas de los estudios se identifican y especializan con uno o varios géneros: Lang y el cine de testimonio social; Capra y su optimismo crítico a través de la comedia; los musicales de la RKO con Fred Astaire y Ginger Rogers; la Warner y sus películas de gángsteres con Humphrey Bogart a la cabeza; el cine de aventuras con la serie de Tarzan de la MGM, o las belicistas de Howard Hawks; el género amoroso, encabezado por mujeres como Joan Crawford, Jean Harlow, Katherine Hepburn, Greta Garbo…
La Universal no fue el único estudio que trabajó el género de terror, pero sí el único que supo rentabilizarlo y convertirlo en un sello propio.
Los estudios, herederos de la tradición cinematográfica creada por Edwin Porter, D. W. Griffith, John Ford, acaban por adquirir unos cauces consagrados a la eficacia narrativa, donde la acción surge principalmente de los personajes, cuya motivación es fácilmente identificable, desarrollando una cadena de causas y efectos que provocan el avance de la narración, hacia un final perfectamente clausurado donde se resuelve el destino de cada personaje, siempre desde la mayor objetividad posible. Esta forma narrativa impidió que en Hollywood se experimentaran otras tendencias, nuevos aires, aunque este sistema, menos atrevido, no mermó el desarrollo de grandes personalidades.
En su primera etapa, Carl Laemmle se hizo con el joven Irvin Thalberg, hijo de inmigrantes alemanes, que había demostrado talento suficiente como para colocarse, con tan sólo 21 años, al frente del estudio y organizar la producción. Su estancia, antes de marcharse para colocarse al frente de la MGM, se tradujo en la mayor envergadura de los proyectos: citar a John Ford o a Eric von Stroheim son claros ejemplos de ello. Pero fue una película, El jorobado de Nuestra Señora de París, el insospechado éxito que marcaría el rumbo del estudio en los años venideros, sin duda, motivado por el descubrimiento del actor Lon Chaney, el hombre de las mil caras.
Pero el gran éxito tanto para Chaney como para el estudio sería El fantasma de la Ópera, consagrando a éste como “apóstol del terror”. Con Carl Laemmle Jr. al frente del estudio, y tras un periodo no especialmente brillante, decide regresar al género del terror con la que sería la primera película sonora del género, Drácula. Nadie dudaba de Lon Chaney como el nuevo Conde Drácula, pero un año antes del comienzo del rodaje el actor fallece de un cáncer de laringe a los cuarenta y siete años de edad, dejando abierta la puerta del estudio para otros candidatos y una gran preocupación en la mente de Laemmle Jr.
-Roque.
octubre 8, 2009
Has tocado mi género favorito de aquellos primeros años de producción en la costa oeste.
Sabía que el star system nace en esos años, pero no sabía que había sido concretamente la Universal la que se lanza primero al reto de dar visibilidad a sus estrellas.
La gran ventaja del star system en el cine respecto al teatro es que ver a los actores a un tamaño tan enorme los deifica. Algo parecido a lo que pasaba con la pintura prebarroca, donde el tamaño era lo que importaba. ;P El más grande no era el que estaba más cerca sino el más importante.
Y respecto al cine de terror, qué decir. De pequeño me entusiasmaban aquellos personajes oscuros, que se movían entre luces y sombras, y que se danzaban entre lo ingenuo y lo terrible con una tremenda facilidad. Algunos de ellos ocupan una parte importante de mi imaginario personal todavía hoy.
octubre 10, 2009
No nos damos cuenta de lo importante que era el star-system hasta que no lo concebimos en el presente: ¿Imagináis que Keanu Reeves sólo pudiera rodar con Warner, o que Anne Igartiburu sólo pudiera salir en La Primera? (Bueno, este no es un buen ejemplo, jeje).
OLI I7O