Ayer asistí al estreno de Primos de Daniel Sánchez Arévalo, una premiere por todo lo alto, a tres salas, de las de Kinépolis, ni más ni menos. Allí estaban todos: el equipo al completo, la crème de la crème del cine patrio, la ministra y el genial Pepe Ocio. Eso no se ve todos los días.
También fue fantástico reencontrar a parte de mis compañeros en la ya, gracias a Dios, extinta, Ana y los 7. Aquel fue mi primer trabajo en la gran ciudad. Entré como meritorio, a conducir y a llevar a actores a su casa. Cuando eres meritorio, todo el mundo es tu jefe. Yo tuve la suerte de que mi jefa suprema fuese Alicia Yubero, la directora de producción de la mencionada serie y de la película Primos. Siempre me alegra ver a Alicia, para mí siempre ha sido un modelo a seguir. Desde aquí le mando un beso enorme. Te llamo la semana que viene.
También pude ver en los créditos a otros conocidos como Nacho Lozano o Nerea Orce, jefes míos antaño, y que siguen dando caña, haciendo buen, buen cine.
Y es que Primos es una de esas comedias románticas refrescantes, sencillas y amables, como hace tiempo que no se prodigan por las salas. Le auguro buena trayectoria en taquilla. Gustará, porque los actores están fantásticos, porque la película no decae y porque el sabor de boca que deja invita a sugerirla al salir del cine.
Quim Guitérrez, Raúl Arévalo y Adrián Lastra están fantásticos, puede que en algún momento excesivos, pero perdonable. Igualmente maravilloso el respaldo de secundarios, niño incluído. Por cierto, brillante el niño, Marcos Ruiz. Y brillante Clara Lago.
Mención especial para la fotografía: Juan Carlos Gómez. Bravo. Qué azules y verdes.
La trama. Novio plantado en el altar, Quim, encuentra consuelo en sus primos: uno testosterónico, Raúl, y otro hipocondríaco, Adrián. Plan: regresar al pueblo del veraneo adolescente, Comillas para más señas, en plenas fiestas, a por la novia de aquel entonces. El resto, hay que verlo.
Plan 10 para el fin de semana.
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