¿En serio estamos pagando un sueldo con dinero público a Juan Máiquez, -señor cuyo dudoso mérito consistió en hundir una televisión autonómica en tiempo récord-, por pinchar musica en la radio? Su programa es tan rancio como prescindible: Melodías de seducción.
El hombre que arruinó al ente televisivo, ahora quiere seducirnos. Con música.
Si resulta obsceno imaginarlo, más aún resulta saber que es verdad. Resulta obscena su presencia en un medio de comunicación, especialmente público. Es un insulto para los ciudadanos y para el buen gusto.
Da asco.
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